NINGÚN OBISPO IMPUESTO
El
Foro de Curas de Madrid, consciente de formar parte viva
de la Iglesia universal y conocedor del conflicto por el
que atraviesa la Iglesia de Guipúzcoa con ocasión del
nombramiento de su nuevo obispo, desea expresarle su
cercanía y solidaridad, apoyando demandas que nos
parecen justas y responden al sentir y práctica
originaria de la Iglesia de Jesús.
Hacemos explícito nuestro apoyo en este caso porque,
aunque las demandas están teológicamente más que
explicadas, valoramos oportuno hacerlo por la resonancia
mediática alcanzada, para hacerlas asequibles a nuestra
gente cristiana y al resto de la sociedad y para que
puedan servir de aplicación a otras Iglesias locales.
La
Iglesia de Jesús, que tiene un caminar de siglos, no
puede ser entendida sin tener en cuenta su condición
histórica, la cual nos enseña que no todos los tiempos
fueron iguales y no todos los cambios lo fueron en la
dirección señalada por el Evangelio.
Cercano a nosotros, y de actual vigencia, el Vaticano II
recuperó para la Iglesia su libertad y la llevó a una
nueva manera de entenderse a sí misma y las relaciones
con el mundo. Desde esta óptica entendemos que lo que
está pasando en la Iglesia Diocesana de Guipúzcoa afecta
a la Iglesia entera y nos convoca a la revisión y
sustitución de la normativa seguida actualmente en el
nombramiento de obispos, habitual en todas partes y no
conforme, en nuestra opinión, al Evangelio y la
Tradición Apostólica.
La
fidelidad a Jesús de Nazaret nos exige comprometernos en
la recuperación de esa Tradición que fue durante siglos
norma en la vida de la Iglesia. La elección de los
obispos estuvo celosamente cuidada por Padres de la
Iglesia, Papas y Concilios para que no se apartara de su
original procedimiento. Esa elección era hecha con la
presencia y participación de presbíteros, los obispos
más cercanos y, sobre todo, del pueblo cristiano, ya que
éste era quien más y mejor podía conocer la conducta del
candidato y así poder aceptarlo o repudiarlo. Este
protagonismo del Pueblo de Dios era considerado de tal
importancia que se llegaba a decir: “Elegir sin el
pueblo, es elegir sin contar con Dios”.
De
los muchos testimonios reseñamos solamente estos:
-
“Los apóstoles impusieron la norma de que varones
aprobados les sucedieran en el ministerio con el
consentimiento de toda la Comunidad”
(
Carta de Clemente, tercer obispo de Roma)
“Nadie sea dado como obispo a quienes no lo quieran.
Búsquese el deseo y el consentimiento del clero, del
pueblo y de los hombres públicos (ordinis)”
(Papa Celestino I)
“No se imponga al pueblo un obispo no deseado”
(San Cipriano, obispo de Cartago, Carta 57.3.2).
“Que se ordene como obispo a aquel que, siendo
irreprochable, haya sido elegido por todo el pueblo”
(San Hipólito, obispo de Roma).
-
Creemos además que esta manera de proceder está más
conforme con la mentalidad democrática de nuestro
tiempo. Por lo que, ante la crisis y descrédito del
actual sistema electivo, apoyamos esta vuelta a la
Tradición Apostólica para recuperar el principio
electivo de entonces y ser fieles en este punto a la
Iglesia de Jesús.
Este camino, no fácil ciertamente, es exigido hoy por la
variedad, madurez y autonomía de las Iglesias locales
que ya han llegado a su mayoría de edad, que les
permitirá comenzar a practicarlo positivamente contando
con las circunstancias y dificultades peculiares de cada
situación y momento.
Deseamos de verdad que se haga efectivo lo que el
Vaticano II dice:
”Los obispos reciben el ministerio de la comunidad para
presidirla “
(LG
20)
y
que es misión suya… “Reunir la familia de Dios como una
fraternidad”
(LG
28).
FORO CURAS DE MADRID