MARTIROLOGIO     

                             
                              

 

                             cristianos siglo veintiuno
ÍndicePágina Principal

 

 

 

 

¿QUÉ CLASE DE PASTOR ES ESTE OBISPO?

 

 

Uno se queda de piedra cuando lee estas cosas. ¿Qué clase de obispo es Munilla? ¿Cómo un pastor utiliza esos métodos represivos y antievangélicos contra un teólogo religioso de su diócesis tan estimado por el pueblo?

 

Ya han empezado a oírse muchas voces contra esta decisión tan autoritaria del obispo. ¿No hay nadie en la Iglesia que llame al orden a este obispo?

 

¿Serán capaces de entenderse en el Vaticano con los cismáticos lefevrianos y no es posible dialogar y entenderse con teólogos de pensamiento abierto pero que se mantienen dentro de la Iglesia?

 

Desde aquí mi solidaridad con el teólogo Arregi de quien he leído magníficos escritos teológicos y espirituales y mi denuncia personal contra todo tipo de autoritarismo en la Iglesia.

 

Es verdaderamente inadmisible además que se pretenda enviar a Latinoamérica, con la amenaza del destierro, a quien es “agua sucia que todo lo contamina”. Sr. Obispo, las personas latinoamericanas son tan dignas como las de cualquier otra región del Mundo. Lo que usted no quiere para su diócesis, no lo mande para Latinoamérica. Porque hechos como éstos le retratan.

 

Estas actitudes verdaderamente caciquiles de los obispos son incomprensibles desde la referencia de Jesús en su Evangelio: “el que quiera ser el primero, debe ser el último”. La verdadera autoridad es la del servicio que Jesús nos dejó en la imagen del lavatorio de los pies a sus discípulos.

 

Felicito al teólogo por haber recuperado su libertad perdida. Es cierto que a veces, para eso, es necesario buscar espacios de libertad lejos de las presiones de las instituciones eclesiásticas o religiosas.

 

No obstante estoy con él cuando afirma: “Esta es mi Iglesia y en ella me quedaré. Pero en ella quiero ser libre y, como antiguamente Zacarías, yo también pido una tablilla. No callaré sino ante el Misterio.”

 

Tampoco nosotros los cristianos podemos quedar callados ante hechos tan lamentables como los que estamos comentando.

 

 

Juan Cejudo