MARTIROLOGIO     

                             
                              

 

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EXPULSIÓN DE PUNO (Perú)

DE LOS PADRES DE MARYKNOLL

 


Corría el año 1943 y llegaron a Puno, invitados por el entonces Obispo de Puno, Mons. Salvador Herrera, algunos jóvenes y entusiastas misioneros de Estados Unidos, de la Sociedad de Maryknoll. Desde el inicio amaron las culturas quechua y aymara y a su gente, muchos aprendieron sus idiomas y llegaron a vivir en las mismas comunidades campesinas.


No vinieron a juzgar a la gente, sino a acompañarla en su proceso de conocimiento y seguimiento de Jesús. Su labor fue intensa y progresiva. Construyeron innumerables complejos parroquiales. Crearon igualmente Cooperativas de Ahorro y Crédito. Fundaron Escuelas parroquiales como “San Juan Bautista” en Puno, donde acogían de manera especial como internos a los niños del campo.


Preocupados por las vocaciones autóctonas contribuyeron a la fundación del Seminario Menor “San Ambrosio” y fueron sus formadores. Promovieron también Bibliotecas Comunales que entregaban al Consejo Administrativo de cada comunidad. Asimismo establecieron Botiquines Comunales y formaron a los promotores de salud. Apoyaron decididamente la Alfabetización masiva a través de las Escuelas Radiofónicas en Onda Azul, radio de la Diócesis de Puno que ellos mismos crearon.

 

Fomentaron vivamente con una adecuada catequesis la recepción de sacramentos en las parroquias del campo y de la ciudad, en las escuelas y colegios a su cargo, cuidando especialmente de que los indígenas no fueran marginados. En su labor pastoral tuvieron como un eje fundamental la promoción de laicos y laicas.


En 1957 les fue confiada la Prelatura de Juli con el nombramiento de Mons. Eduardo Fedders como su primer obispo. Frente a ese desafío supieron continuar y fortalecer la pastoral emprendida y, junto a ello, coordinaron acciones pastorales con las jurisdicciones vecinas como la Diócesis de Puno y la Prelatura de Ayaviri.

 

Juntas crearon y dirigieron el Seminario de “San Martín” en Puno. Y fundaron la Escuela de Catequistas en Puno, cuyo programa sirvió como modelo para otras zonas en nuestro país y en el extranjero.

 
Asimismo, siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II, del CELAM y de la Conferencia Episcopal Peruana, supieron unir el anuncio de la Buena Nueva y la vida sacramental con la promoción humana y el compromiso con los más pobres. Así crearon en 1964 el Instituto de Educación Rural (IER) para promover técnicas agropecuarias, concienciación de realidades sociales y económicas y liderazgo, el cual en 1981 fue atacado por Sendero Luminoso y otros enemigos del progreso del campesinado. En su afán de promover la cultura del pueblo al que servían crearon el Instituto de Estudios Aymaras (IDEA) en 1974.


La identificación con el hombre y mujer aymaras los llevó a apoyar a los campesinos en su derecho a recuperar sus tierras. Así, Mons. Alberto Koenigsknecht junto con los otros obispos de la región, presentaron una carta al presidente de entonces, Sr. Alan García, argumentando la urgencia de un tal decreto, que finalmente fue dado por el gobierno en 1986.


Durante todo este tiempo los padres de Maryknoll se solidarizaron desde su fe cristiana con la población pobre y marginada que sufría unas veces la sequía, otras la inundación, siempre el olvido de sus gobernantes y, a partir de los años 80, la invasión de la violencia política protagonizada por Sendero Luminoso y respondida por las Fuerzas Armadas, en la que las víctimas eran principalmente los campesinos. Para reflexionar mejor sobre esta delicada situación los padres Maryknoll crearon el círculo “Justicia y Paz”.


Y en 1988, junto con los otros agentes pastorales de la Prelatura, dieron vida a la Vicaría de Solidaridad de la Prelatura de Juli, que desde esa fecha hasta su “desconocimiento” como “entidad eclesial” en el 2007, defendió la vida de los más pobres y contribuyó eficazmente para el goce de sus derechos y el fortalecimiento de la paz.

 

En 1997 iniciaron además en la Universidad Nacional del Altiplano (UNA) de Puno la Pastoral Universitaria, que ha permitido reavivar la fe y el compromiso cristiano en muchos jóvenes profesionales.


Estos hechos relevantes de la acción misionera de los padres de Maryknoll muestran su servicio evangélico y continuo a toda nuestra región, por lo que la población está profundamente agradecida. Gratitud que se hizo patente el 4 de Noviembre del 2007 cuando el Sr. Luis Butrón Castillo, Alcalde de Puno, les concedió la Orden “Comunidad Andina en grado de los Uros” como público agradecimiento a su labor. Y posteriormente la Federación Campesina de Puno les otorgó el reconocimiento “Tupac Amaru” como máxima distinción.


Por eso nos extraña sobremanera, nos preocupa y hasta nos escandaliza como ciudadanos y como creyentes, que el actual Obispo de Juli, Mons. José María Ortega Trinidad, miembro de la Sociedad de la Sta. Cruz, afiliada al OPUS DEI, ya no quiera que sigan en la Prelatura los padres de Maryknoll: Jaime Madden, Miguel Briggs, Roberto Hoffmann y Edmundo Cookson.

 

Ellos han regalado generosamente su vida y su juventud en la Prelatura; asimismo la Sociedad de Maryknoll ha apoyado moral y económicamente durante décadas al sostenimiento y desarrollo de la misión.

 

Su despido es parte de otras acciones contra instituciones eclesiales y contra laicos de la misma Prelatura, a quienes se les retira abruptamente y sin tener en cuenta sus beneficios sociales. Igualmente a otros laicos se los presiona y a muchos otros se los margina y maltrata.


Cuando la población esperaba un agradecimiento por parte de la jerarquía católica por la provechosa labor apostólica durante 65 años de estos hermanos misioneros, se les ordena que se retiren de la Prelatura sin darles ninguna explicación.


Los padres de Maryknoll nunca saldrán de nuestros corazones ni de nuestro recuerdo y esto queremos expresarlo públicamente al mundo y a toda la Iglesia porque no nos mueve el temor ni la mezquindad, tampoco nos mueve el acomodo ni la palabra farisaica. Nos mueve el amor y el reconocimiento a misioneros auténticos como los padres de Maryknoll. Nos mueve el amor a los pueblos aymara y quechua. Nos mueve, en suma, el amor a Cristo y a su Iglesia surandina y universal. Y nos duele que se ignore o se tergiverse la historia.


Puno, 30 de agosto del 2008

 

Comunidades Eclesiales de Base de la Prelatura de JULI

 

 

Desde hace más de 25 años, hay una tendencia fuerte, apoyada por los nuevos movimientos, a hacer una Iglesia pre-conciliar. Uno de los instrumentos para llevar a cabo esta operación es el sistemático nombramiento de obispos conservadores y muy conservadores. De esta forma se produjo la desactivación progresiva del CELAM (Conferencia Episcopal Latino Americana) que era progresista. Junto con ello, hay un ataque, abierto o velado, a las órdenes religiosas, que son en general más abiertas y progresistas.

 

 

 

NOTA DE PATXI LOIDI. En otro obispado de Puno ocurrió algo parecido con sacerdotes diocesanos peruanos y extranjeros, por obra de un nuevo obispo, en Sodálite.

 

 

 

Tantas veces Cipriani

 

Editorial de LA REPÚBLICA

Lima (Perú)

 

 

Nuevamente el obispo Cipriani hizo uso de una misa en la Catedral para hacer declaraciones políticas y llevar agua para su molino, atacando bajamente a los ex integrantes de la Comisión de la Verdad. Inclusive se permitió decir que son demasiado importantes los derechos humanos para estar en manos de un pequeño grupo ideológico, lo que constituye una gran falsedad sobre la CVR.

 

Como bien ha argumentado monseñor Luis Bambarén, hay aquí un cambio oportunista de posición de alguien a quien los DDHH no le importaron para nada durante el largo periodo de violencia que vivió el país, al punto de calificarlos de cojudez y de haberse callado en latín y todas las lenguas cuando era obispo de Ayacucho y su grey sufría un martirologio interminable por ser pobre, quechuahablante y encontrarse entre dos fuegos.

 

A nosotros no nos falla la memoria y recordamos bien que en el palacio arzobispal de Ayacucho hizo colocar un cartel que decía: Aquí no se reciben denuncias sobre DDHH; de modo que tenemos todo el derecho de dudar –como monseñor Bambarén, no pocos obispos y sin duda la mayoría del pueblo peruano– de este súbito cambio de quien se sirve del púlpito no para motivos de espiritualidad, sino para hacer política –como la hizo cuando daba conferencias de prensa con el dictador Fujimori– en tanto intenta someter a la iglesia peruana al entrismo sectario del Opus Dei.

 

De esto último hay suficientes pruebas, y basta leer el aviso publicado en nuestro diario el pasado sábado por comunidades de base de la prelatura de Juli, que dan escandalizada noticia de la expulsión de los padres de la orden de Maryknoll por el obispo español José María Ortega, miembro de la sociedad de la Santa Cruz, afiliada al Opus. El mismo proceder sectario que se ha registrado en otras diócesis del país y que ha dividido al pueblo católico.

 

Y, desde luego, está el proceso entablado por el arzobispado de Lima contra la Universidad Católica del Perú, en el cual, tras el pretexto de reivindicar una pretendida voluntad testamentaria de José de la Riva Agüero, no logra ocultarse la aviesa intención de tomar el control de dicha casa de estudios para convertirla en centro de penetración ideológica del extremismo fundamentalista de la Obra.

 

Menos mal, no todos los obispos son del Opus –aunque hay que andarse con cuidado, pues ya son varios– y la mayoría de ellos hacen de los pobres el centro de sus preocupaciones y apostolado. No olvidemos que la Conferencia Episcopal, a través de su presidente monseñor Cabrejos, ha dado su apoyo al informe final de la CVR en su quinto aniversario. Esa es la iglesia que cuenta, la que condena la violencia venga de donde venga, la que acompaña al pueblo de Dios en sus problemas cotidianos. La que acoge la espiritualidad de los humildes y desamparados.

 

 

2 de septiembre de 2008