La Iglesia y José Antonio Pagola
Me
acabo de enterar de que la editorial PPC ha pedido a las
librerías diocesanas y religiosas de España que devuelvan los
ejemplares de la novena edición del libro
Jesús, Aproximación histórica,
del teólogo guipuzcoano José Antonio Pagola, por las fuertes
presiones que habría recibido por parte de poderes eclesiásticos
oficiales para retirar la obra.
Confieso que tal noticia, aunque posiblemente esperada, me
ha alterado un montón, por no decir que me ha irritado
muchísimo.
Puedo entender que no se esté de acuerdo con dicha obra,
incluso que pueda haber quien considere a su autor un hereje,
como también he leído. ¿Y qué? ¿Es esa una razón para
prohibir la venta de un libro en pleno siglo XXI?
¿A quién teme la Iglesia oficial? ¿A quién trata de
proteger? ¿Es que algunos siguen sin poder consentir que los
demás puedan opinar de forma distinta a la oficial? ¿Por qué, si
la medida la ha propiciado la Conferencia Episcopal o la Curia
Romana, no se explica con claridad?
¿En cualquier caso, en base a qué la PPC puede dar a dichos
tiendas (librerías religiosas y diocesanas) una orden como ésta
y en qué puede basarla?
Vuelvo a repetir que no me parece mal que quien no esté de
acuerdo con la citada obra la critique y exponga los argumentos
en los que se funda para hacerlo. Y, además, que lo haga cuantas
veces quiera. Pero de ahí, pasar a prohibir su publicación y
venta, me parece un atentado tan enorme a la libertad de su
autor y a la autonomía de los posibles destinatarios de la
obra, que, por cierto, no tienen por qué ser católicos, que
no entiendo que nadie pueda sentirse "autoridad" legítima, ni
dentro ni fuera de cualquier Iglesia", para ordenar tal afrenta.
Desde luego que yo reivindico mi derecho a pensar por mí
mismo. Nadie, digo nadie, puede, ni dentro ni fuera de ninguna
Iglesia, restar el más mínimo espacio a mi libertad de
pensamiento mientras yo no lo permita.
Me da lo mismo que se trate con ocasión de una obra sobre
la figura de Jesús o de caricaturas de Mahoma. En el fondo,
tanto los autores de la "fatwa"(¿?), como los que han dado la
orden de retirada de la obra, se diferencian muy poco. Mejor
dicho, nada. Y lo digo consciente de que los primeros han
ordenado la muerte física del autor de las caricaturas, mientras
que los segundos se han "limitado" a condenar al ostracismo a un
ser, que en uso de su libertad (según dicen ellos mismos -dada
por Dios al ser humano por el mero hecho de serlo-) mantiene
unas tesis, debidamente fundadas y responsables, que, en mi
opinión, son bastante más entendibles que las que
tradicionalmente han sido transmitidas por los autotitulados
guardianes de la ortodoxia, y que, con una inquisición
ad hoc, pretenden
seguir tratándonos a todos como si fuéramos menores de edad.
Don José Antonio, no me cuesta nada imaginarme que se lo
estará pasando mal. Tanta deslealtad dentro de su propia
Iglesia. No obstante, desde mi convencimiento de que esta vida
está llena de obstáculos (en absoluto mandados por Dios), ánimo
y adelante. Su obra ya ha sido leída por quienes han querido
hacerlo y espero que, en el futuro, por un camino u otro,
quienes no lo hayan hecho aún, puedan acceder a la misma.
No obstante, me va a permitir que yo, desde mi autonomía de
católico, le envíe a usted un abrazo afectuoso y solidario, y a
esos, sean quienes sean, que pretenden silenciarle y con ello
limitarme a mí también, les mande a todos ellos, simplemente, a
hacer gárgaras.
Leopoldo Diez
de Fortuny
Noticias Gipuzkoa 1 Marzo 2010