DESDE EL
ALMA
Vals
Hermano cuerpo, estás cansado
desde el cerebro a la misericordia,
del paladar al valle del deseo.
Cuando me dices ‘alma, ayúdame’
siento que me conmuevo hasta el agobio,
que el mismísimo aire es vulnerable
Hermano cuerpo, has trabajado
a músculo y a estómago y a nervios,
a riñones y a bronquios y a diafragma.
Cuando me dices ‘alma, ayúdame’
sé que estás condenado, eres materia
y la materia tiende a desfibrarse.
Hermano cuerpo, te conozco,
fui huésped y anfitrión de tus dolores,
modesta rampa de tu sexo ávido.
Cuando me pides ‘alma, ayúdame’
siento que el frío me envilece,
que se me van la magia y la dulzura.
Hermano cuerpo, eres fugaz,
coyuntural, efímero, instantáneo,
tras un jadeo acabarás inmóvil
y yo que normalmente soy la vida
me quedaré abrazada a tus huesitos
incapaz de ser alma sin tus vísceras.
Mario Benedetti
[descanse en paz]