mar cruel
Yo
aquí rompo una lanza por los discriminados,
los
que nunca o pocas veces comparecen,
los pobres pajaritos del olvido,
que también están llenos de memoria.
Si cuarenta mil
niños sucumben diariamente
en el purgatorio del hambre y de la sed,
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una las almas,
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres,
ya es bastante grave
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro,
pero en cambio es
atroz,
sencillamente atroz,
si es la humanidad
la que se encoge de hombros.
Mario Benedetti