Los retos de la teología en el siglo XXI
Nuestro punto de partida será la distinción entre religión y
evangelio. El cristianismo no es originalmente una religión
y Jesús no fundó ninguna religión. Más tarde los cristianos
fundaron la religión cristiana, creación humana y no divina.
La
religión es producto de la cultura humana. Hay una gran
variedad de religiones, y todas tienen la misma estructura
aunque muy diversas en su forma exterior. Todas tienen una
mitología, un culto y una clase dedicada a su ejercicio. En
eso la religión cristiana no es diferente de las demás. Ella
también es creación humana, producto de diversas culturas.
La religión es una realidad básica de la existencia humana.
Plantea los problemas del sentido de la vida en esta tierra,
el problema de los valores, el lugar del ser humano en el
universo, y el problema de la salvación de este mundo de
todos sus males.
La
religión ha sido muy estudiada por la antropología
religiosa, por la sociología religiosa, por la psicología
religiosa, por la historia de las religiones. Todo eso
ilustra también la religión cristiana. Por ser creación
humana, la religión cristiana ha cambiado y puede todavía
cambiar en el porvenir según los cambios de la historia.
Este es incluso uno de los grandes desafíos de la hora
presente, porque la religión cristiana está agotada y no
ofrece respuesta a la orientación de la cultura actual,
salvo restos del pasado.
El
evangelio de Jesús no es una religión. Jesús no fundó
ninguna religión: no proclamó una doctrina religiosa o una
mitología, ningún discurso sobre Dios, no fundó ningún culto
y no fundó ninguna clase clerical. Jesús proclamó e inauguró
el reino de Dios en la tierra. El Reino de Dios no es ningún
reino religioso, es una renovación de toda la humanidad,
realización que cambia el sentido de la historia humana,
abriendo una nueva época, la última. Es un mensaje para toda
la humanidad en todas sus culturas y religiones. Se podría
decir que es un mensaje y una historia meta-política.
Puesto
que los seres humanos no pueden vivir sin religión, los
discípulos de Cristo durante 2000 años construyeron una
religión que fue como el revestimiento del mensaje
cristiano, con el peligro de transformar el cristianismo en
una religión. El revestimiento religioso puede ocultar el
mensaje del evangelio o puede conducir a ese mensaje según
la evolución de la historia. En muchos casos la religión
ocultó el evangelio. Los cristianos enunciaron una doctrina
que usó muchos elementos del judaísmo o de las religiones no
cristianas ni judías, crearon un culto de la misma
inspiración y crearon todo un sistema jurídico que encuadra
una institución muy compleja.
Podemos decir que la historia del cristianismo es la
historia de una tensión o de un conflicto entre religión y
evangelio, entre una tendencia humana hacia la religión, y
las voces o las vidas de los que querían vivir según el
evangelio.
Las
religiones son conservadoras y creen en un mundo permanente
en el que todo recibe una explicación religiosa. La religión
cambia inconscientemente pero resiste ante cualquier
solicitación de cambio voluntario. Muchos cristianos y
estructuras cristianas luchan sin saberlo contra el
evangelio. Hay algo de verdad en lo que decía Charles
Maurras, ateo francés del siglo XX, cuando decía que
felicitaba a la religión romana por haber sacado del
cristianismo todo el veneno del evangelio. Es un poco
exagerado pero sugestivo.
El
evangelio es cambio, movimiento, libertad. No puede aceptar
el mundo que existe, porque tiene que cambiarlo. El
evangelio es conflicto entre ricos y pobres. En la religión
ricos y pobres son parte de la armonía general. Son así
porque tiene que ser así, aunque los ricos tengan que ayudar
a los pobres sin cambiar esa estructura creada por Dios o
por los sustitutos de Dios. La religión quiere paz, aunque
sea con alianza con los poderosos. El evangelio quiere
conflicto.
La
tarea de la teología es mostrar la distinción, buscar lo que
es el evangelio y todo lo que se añadió y puede o debe
cambiar para ser fiel a ese evangelio. Es libertar el
evangelio de la religión. La religión es buena si ayuda a
buscar el evangelio y no a olvidarlo bajo el revestimiento
religioso. Es una necesidad humana pero tiene que ser
investigada y corregida.
La
teología está al servicio del pueblo cristiano o aun no
cristiano, para que conozca el verdadero evangelio y pueda
llegar a la fe verdadera y no a un sentimiento religioso.
Durante siglos la teología estuvo al servicio de la
institución para defenderla de las herejías o de los
enemigos de la Iglesia. Así fue después de Trento hasta el
siglo XX y en muchas regiones hasta Vaticano II. Fue
apologética, arma intelectual en el combate contra las
Iglesias reformadas y toda la modernidad, al servicio de la
jerarquía. En cierto modo era un arma dirigida contra los
laicos para que no se dejaran seducir por los enemigos de la
Iglesia.
Hasta
Trento la teología era comentario de la Biblia, libre,
abierta a todos, como trabajo intelectual gratuito. La
Reforma partió de teólogos y entonces la teología estuvo
bajo el control estrecho de la jerarquía.
Tareas de la teología
La tarea principal y de cierto modo única es el estudio
crítico de toda la tradición cristiana, para volver al
evangelio. Se trata de redescubrir lo que realmente fue
revelado en la vida y la muerte de Jesús. No se trata de
destruir la religión. Sería inútil porque los seres humanos
necesitan una religión y si se suprime ella reaparece en
otras formas. El problema consiste en saber todo lo de la
religión que ya no es comprensible ni aceptable en la nueva
cultura moderna que entra en todas las religiones. Habrá que
buscar lo que es realmente comprensible y significativo y
puede ser un revestimiento aceptable del evangelio. Veamos
los elementos de la religión.
1. La doctrina o la mitología
Jesús no formuló ninguna doctrina. Habló por medio de
metáforas, narraciones, parábolas, sentencias, consejos,
observaciones sobre la experiencia del momento. Ese medio de
expresión es popular, es el medio de los pobres. Si Jesús se
expresó en esa forma, no lo hizo por distracción o por
adaptación a un supuesto intelecto inferior de los pobres.
Lo usó porque ese modo de expresión es menos riguroso, menos
impositivo, menos limitado.
Una doctrina siempre está marcada por una época, una cultura
limitada en el tiempo y el espacio. El lenguaje metafórico
conserva su sentido en medio de muchas culturas. Carece de
la precisión que tienen los conceptos. Si Jesús lo hizo así
es porque lo escogió como el medio de expresión mejor
posible. Si ese lenguaje no tiene la precisión de los
conceptos abstractos es porque Jesús no quería esa
precisión. Las expresiones de Jesús permiten varias
interpretaciones y Jesús lo quiso así. No quiso que sus
discípulos fueran prisioneros de una doctrina.
Más tarde la Iglesia definió en forma de conceptos muchas
veces sacados de la filosofía griega una doctrina
obligatoria. Impuso una interpretación rígida del evangelio.
Los dogmas han sido siempre una causa de dudas, problemas,
resistencias porque no todos aceptaban esa disciplina del
pensamiento que Jesús no había impuesto.
La tarea de la teología será liberar el evangelio de la
rigidez del dogma. Habrá que examinar críticamente todos los
documentos del magisterio. Desde Trento los teólogos dieron
habitualmente la interpretación maximalista de los dogmas.
Necesitamos volver a una interpretación minimalista ¿qué es
lo que el evangelio realmente impone?
Además los dogmas actúan históricamente por lo que no dicen.
Los 4 primeros concilios concentran todo en los conceptos de
persona y naturaleza. Dejaron de lado la vida humana de
Jesús. Por eso la vida humana de Jesús dejó de ser durante
siglos motivo de reflexión de los cristianos. Tomás de
Kempis pudo escribir un libro sobre la Imitación de Cristo,
sin ninguna alusión a la vida humana de Jesús. ¿Qué Cristo
es ese?
Los dogmas ocultaron la vida humana de Jesús durante siglos.
En Trento no se habló de la fe en sentido bíblico, sino de
una fe religiosa que no es cristiana. La conclusión fueron
siglos de incomunicación entre católicos y protestantes, lo
que podía haber sido evitado.
Los dogmas fueron definidos por Papas u obispos. Pero ellos
no representan necesariamente todo el pueblo cristiano, como
si el Espíritu no estuviera también en el pueblo. Hubo
concilios que dividieron profundamente y expulsaron de la
Iglesia a sectores inmensos: las Iglesias de Siria, de
Egipto y de todo el Oriente, sin hablar de los protestantes.
Dentro de las asambleas hubo disensiones que no eran
herejías. Por ejemplo en el Vaticano I. Esto fragiliza las
definiciones. Todo eso es objeto de la teología.
Por supuesto la misma teología es sospechosa a la luz del
evangelio y tiene que examinarse críticamente para ver si
ayuda a la comprensión del evangelio o lo oculta, lo que
sucedió muchas veces. Pues desde Trento la teología se hizo
polémica contra los protestantes y los modernos. Se puso al
servicio de la jerarquía. No es esa la tarea de la teología.
Ella sirve para ayudar al pueblo cristiano a entender mejor
lo que dice el evangelio. Está al servicio del pueblo
cristiano y no de su jerarquía.
2. El culto
En la religión la parte más importante es el culto. En el
decorrer de los tiempos, los cristianos han creado un
inmenso edificio litúrgico, muy riguroso, muy determinado en
todos los gestos y todas las palabras. Los ritos se han
inspirado en el Antiguo Testamento, en las religiones de los
pueblos cristianizados. Se ha llegado a definir que habría 7
sacramentos. Además hay una infinidad de bendiciones y demás
actos de culto, más popular o más letrado.
Después del Vaticano II hubo algunos cambios muy
superficiales porque por lo esencial todo quedó igual. La
consecuencia es que muchos católicos han abandonado un culto
que ya no significa nada para ellos. De hecho es difícil
entender de qué modo esa liturgia se relaciona con la vida
individual y social de los tiempos presentes. La unción de
los enfermos poco se practica. Poquísimos todavía practican
el sacramento de penitencia. Todo tuvo significado cuando
fue introducido en el culto oficial. Pero muchos ritos se
hicieron incomprensibles.
¿Cuáles serían los gestos y las palabras que serían
significativos para la nueva generación? En lugar de buscar
lo que exige la situación actual de la humanidad, hay grupos
importantes en Roma que querrían volver al pasado de Trento.
Entonces sería la expulsión definitiva de la juventud.
Querrían volver al latín. ¿Por qué no al griego o al
hebraico?
3. La organización
Todas las religiones se dan una institución cuyo elemento
básico son los sacerdotes cuya misión consiste
principalmente en el culto. La religión cristiana no podía
escapar. Apareció un clero que - sobre todo después de
Constantino - se separó socialmente del pueblo y formó una
casta con su sub-cultura propia. En realidad hasta Trento el
clero creó muchos problemas, pero Trento logró poner orden y
definir el clero que todavía existe hoy.
El sistema es rigurosamente monárquico. Todos los poderes
están en el Papa y el Papa delega una parte de ellos a los
obispos y éstos a los presbíteros y diáconos. Los problemas
provocados por la situación actual del sistema monárquico y
de la separación entre clero y pueblo, lo que hace imposible
una verdadera comunidad, son bien conocidos y no es
necesario repetirlos. Es evidente que el sistema no
funciona. El rechazo del clero es uno de los motivos
fundamentales del abandono de la Iglesia. En las otras
Iglesias consideradas históricas el problema es igual.
Durante siglos los teólogos se han dedicado a explicar y
justificar todos los elementos del sistema. Los tiempos han
cambiado. Todo lo que estaba ligado a la cultura
tradicional, perdió su sentido y su legitimidad. La teología
pondrá en contacto el evangelio y el mundo actual.
José Comblin
Recogido por
Enrique A. Orellana
en
Cuadernos Movimiento Tambièn Somos Iglesia Chile