A LA BÚSQUEDA DEL PERDÓN PERDIDO
Una idea sin corazón es
pura cáscara hueca. Además las doctrinas fragmentan a
los humanos. Torpe ladrillo el de la ideología para
construir naciones. Sin ética, los credos quedan vacíos,
faltos de genuino contenido, por más que llenen
manuales, libros y largas entrevistas.
Son los principios
morales los que encumbran a los humanos y por ende a sus
colectivos. Son los valores los que cuentan, las máximas
que unos hombres y mujeres, y por lo tanto sus naciones,
son capaces de encarnar. Las ideologías pueden ser
gratis, moldearse a interés, no implicar sacrificio
alguno.
¿Tendrá ETA y la
izquierda abertzale la valentía de pedir perdón? Lo
decimos con todos los respetos: poco nos interesa una
entrevista de quince páginas cargada de proclamas. Sólo
hay una clave capaz de autentificar ese largo discurso y
ésa es la palabra "perdón".
Me tomo la libertad de dirigirme en segunda persona a
los valedores de la más “pura” ortodoxia de la
“construcción nacional”. Quienes habéis segado la vida
de otros humanos por vuestros ideales, antes de arrimar
ladrillos en esa construcción, ¿no tenéis primero que
susurrar perdón? No por nosotros, sino por vosotros
mismos, por deber moral, también por lo que deseamos
hacer juntos; entre otras cosas nación (ojalá ancha y
desalambrada), entre otras cosas “cuenta nueva” y un
futuro compartido. Desde el momento en que queremos
construir unidos, ese perdón será determinante.
Por más que lo deseáramos, nunca podremos pedir perdón
por vosotros. Vuestra “construcción nacional” no nos
dice nada, mientras que esa nación no esté asentada en
firmes principios morales y solidarios, mientras que en
su interior no haya un sitio para todos. No se puede
construir sobre la base de tanto dolor injustificado.
Hay un futuro que demanda arrepentimiento por parte de
quienes disparasteis en tantas calles y plazas.
Primero se construyen
los humanos a sí mismos, primero dejarse la piel en el
abrazo sincero a las víctimas, después se construyen las
naciones, por supuesto naciones fraternalmente unidas
unas a otras. Ya no hay ombligos en un mundo de pueblos
hermanos.
Amaiur logrará el 20N un buen puñado de diputados
en Madrid. Hay un pueblo que desde hace muchas décadas
aguarda su legítimo derecho a decidir, hay presos que
merecen volver a prisiones cercanas a sus hogares, hay
un Otegi al que no le corresponde la sombra, hay
conculcaciones de las libertades por parte del Estado
(ley de partidos…) que han de cesar…; pero la verdadera
alegría nuestra será cuando la izquierda abertzale
entone el "mea culpa".
Sí, ya sabemos lo que hicieron “los otros”, conocemos
los atropellos del Estado, ya sabemos de las torturas,
del GAL…, pero vuestra barbarie fue más lejos. Por lo
demás la grandeza de un colectivo no se gradúa por el
"ojo por ojo", sino por su altura de miras, por su
generosidad. La grandeza de un pueblo no se calcula por
las ideas de las cabezas, sino por la nobleza de los
corazones, por los principios de ética, justicia,
defensa de las libertades y derechos humanos, amor a la
lengua y las tradiciones positivas, amor a los otros
pueblos y culturas… que sus gentes son capaces de
encarnar día a día.
Cuando en la España del 36, en el bando republicano
cundía el revanchismo para dolor de tantos líderes
probos en Madrid, en Euskal Herria se persiguió
denodadamente a quienes se tomaban la justicia por su
mano. El caro honor de esos gudaris y su Gobierno Vasco
a la cabeza, es lo que podremos contar con orgullo a
nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos… Pero en
esa historia de la "construcción nacional" habremos de
callar muchas décadas posteriores de atropellos por
parte de quienes quisisteis construir patria con ira,
plomo y estruendo. Habremos de callar cuando quitasteis
el aliento a una mujer valiente que paseaba con su hijo,
simplemente porque quería “construir nación” con más
ética que la vuestra. Tendremos que callar centenares de
muertes que sólo han causado dolor ajeno y mancillado la
imagen de este pueblo en su avance hacia la total
libertad.
Muchos saludaríamos con satisfacción el progreso en
estas y futuras elecciones de una izquierda abertzale
aligerada de rencor y cargada de perdón, una izquierda
abertzale que encarne el legítimo derecho de este pueblo
a regir su destino, pero a la vez valiente, que haga
acopio ahora sí de su mayor arrojo, para reconocer los
graves errores pretéritos, por encima de todos, el de
tantas vidas inútilmente segadas por la organización
armada.
El desnortamiento no merma capacidad de entrega. Ahora
llega sin embargo la prueba de las pruebas, la verdadera
batalla. Los militantes de ETA y de la izquierda
abertzale tenéis delante vuestro más titánico reto: la
solicitud de perdón. No, no todo fue en balde, no el
arrojo, no el darse a una causa supuestamente más
grande, no la abnegación y el olvido de sí…, sí la
metralla de odio y de metal, sí los 800 seres sin vida,
sí el rencor desparramado.
Que la fuerza inconmensurable de ese perdón contribuya a
la catarsis y liberación internas de los responsables de
tanto desatino, recomponga sin exclusiones nuestro
tejido social y siente las bases de la única
“re-construcción nacional” posible.
Koldo Aldai
www.artegoxo.org