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En el mundo Occidental, la cultura judía cristiana ha hecho su historia, tanto con grandes luces como con grandes sombras, integrando una axiología concreta. Ahora este mundo Occidental entra en una nueva visión o paradigma tecnócrata, que por sí mismo no tiene ni presenta ninguna axiología o escala de valor. Es una buena ocasión para comprender la recuperación o restauración de los tiempos de la naturaleza con sus folclores. El ser humano es un “homo ludens et religiosus” o “un niño juguetón y religioso”.

Así como en el solsticio de invierno disfrutamos de las fiestas de invierno que reemplazan las Fiestas de Navidad, ahora en lugar de Semana Santa o la fiesta de Pascua, disfrutamos de LAS FIESTAS DE PRIMAVERA: el equinoccio que nos trae la misma duración de la luz del día que de la oscuridad de la noche, simboliza el renacimiento, la fertilidad y la renovación de la naturaleza. Es un momento clave para muchas culturas que celebran la transición entre el invierno y el período de crecimiento de la primavera. Todo vivido en el mundo agrícola.

Sabemos que, antes del cristianismo, muchas culturas celebraban festivales de primavera vinculados al renacimiento de la vida. Por ejemplo, en el Antiguo Egipto, el equinoccio coincidía con fiestas en honor de Osiris e Isis, relacionadas con el ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento.

En Roma celebraban las Fiestas de Flora, diosa de las flores y la fertilidad, y las Hilaria, en honor de Cibeles, diosa madre de la naturaleza.

Estas fiestas estaban también marcadas por los huevos y conejos como símbolos de fertilidad, renovación y renacimiento. Representan el inicio de una nueva vida fértil, un paralelo natural con la primavera, cuando la tierra renace después del invierno.

Y al convertirse la religión cristiana no únicamente en la principal (325 e.c.) con Constantino sino también la religión oficial (380 e.c.) con Teodosio, se transforman las Fiestas de Primavera poco a poco en Semana Santa. Y básicamente a partir del s. XII y XIII. Muchos de estos rituales se adaptaron y fueron absorbidos por las celebraciones cristianas como la sincronización con Pascua: La Semana Santa, que culmina con el Domingo de Pascua, se celebra el primer domingo después de la primera luna llena posterior al Equinoccio de Primavera. Esta conexión con el calendario lunar y solar recuerda los rituales paganos. Y durante la Cuaresma (el período de 40 días antes de Pascua), el cristianismo medieval prohibía consumir huevos y otros productos animales. Cuando llegaba Pascua, se utilizaban los huevos acumulados como símbolo de celebración. El huevo se cristianizó como símbolo de la resurrección de Cristo: el caparazón duro simbolizaba la tumba, y la apertura del huevo, su salida victoriosa hacia la vida eterna. Pascua como transición: Así como la primavera marca el paso de un ciclo a otro (invierno a verano), la Pascua celebra un renacimiento espiritual en el cristianismo con elementos visuales (huevos y conejos) que refuerzan esta idea.

Hoy en día, el conejo de Pascua se ha convertido en una figura comercial y lúdica, especialmente en países anglosajones y otros, pero su origen simboliza la fertilidad y la generosidad de la naturaleza.

 Y aterrizando en nuestro país hubo una fusión de tradiciones. Las celebraciones de Semana Santa asumieron una fuerte carga simbólica cristiana pero también mantuvieron algunos elementos heredados de las fiestas de primavera. Así tenemos las procesiones con música, pasos y flores recuerdan antiguos ritos de purificación y ofrendas a la naturaleza. Los fuegos de Pascua en algunas regiones conectan con tradiciones vinculadas a la luz y el ciclo solar.

Narrado este panorama, que se mantiene, hay que añadir hoy en pleno S.XXI: Los viajes de reposo y culturales, así como unos días de vacaciones y esparcimiento. Sin esconder que el mundo empresarial y económico es quien mueve todo ese nuevo panorama. Y si añadimos, la semana empresarial de cuatro días, los fines de semana más largos, trabajos más intensos en ciertos sectores como de otras consideraciones: La Semana Santa queda reemplazada socialmente y en la nueva cultura a una semana, por el momento, de viajes o días de reposo o días de recogimiento y silencio.

Como ya he indicado el equinoccio se asoció a la Pascua cristiana, que simbolizaba la resurrección de Cristo como renovación espiritual, sustituyendo al concepto pagano de renacimiento de la naturaleza. Y en esta adaptación, además de los símbolos de los huevos y conejos como las manifestaciones procesionales, se encuentra el uso de flores, cantos como las “caramelles”, danzas como la de la muerte de Verges, etc. Todo ello dirigido por las instituciones eclesiásticas. Y como la baja edad media (a partir del s.XII), a raíz de las epidemias como otras enfermedades, puso en la cruz: el "Cristo" doloroso, sufriendo, maltratado y cómo sufría "Dios"... y entonces penitencias, cofradías...y calmar la ira de Dios, expresada en la cruz de Jesús-Dios. El viernes santo tapó, y es así, el domingo de Resurrección, que es la expresión del mensaje de Jesús. En España es fiesta el viernes santo...La pasión tiene más fuerza que la resurrección popularmente...

Y para reforzar la idea no olvidemos la influencia de la Contrarreforma (siglo XVI-XVII). Durante la Contrarreforma (después del Concilio de Trento, 1545-1563), la Iglesia reforzó las celebraciones de la Semana Santa dándoles un carácter más solemne y teatral.

Ahora bien, contemplado este panorama dentro del nuevo paradigma tecnócrata donde están las fiestas de primavera o la semana santa, necesitamos tomar la esencia de estas fiestas que pueden llevar, y de hecho llevan también, a días de reflexión, a días de silencio de forma intensiva. Y de este retiro hay que construir una nueva escala de valores en la sociedad de conocimiento, de cambio rápido, como es silencio, reflexión, meditación, mutación interior a fin de ser más humano. Impregnar y hacer vibrar el ego desde su m2 integral a una nueva mirada holística o de totalidad para humanizar la Humanidad. Realizar en este planeta, que es nuestro hábitat, un lugar de paz, concordia y respeto a las diferencias con tal que se alcance una fraternidad como una sororidad. Una gran libertad y menos brecha económica. Una vida en profundidad sabiendo que sentimos la Realidad Última cuyo origen siempre está presente. O metafóricamente "Somos rayos del Sol". El mundo cristiano se apoderó y transformó las fiestas preexistentes, y ahora el mundo económico, comercial, tecnológico... está haciendo un proceso similar.

Felices fiestas de primavera o de renacimiento fértil para una paz mundial según las enseñanzas de los grandes sabios, entre ellos, Jesús que nació y vivió en Nazaret, pero murió en Jerusalén a causa del malestar que afectó a los poderes político y religioso. BUENA PASCUA o PASO DE LIBERACIÓN.

 

Jaume PATUEL PUIG,

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