Ahora sí, Señor.
Ahora ya sé escuchar tu voz,
y creo en ella
a pesar de mis prejuicios y torpes decisiones.
¡Tanto tiempo cargado a tope,
con la mochila a la espalda,
sufriendo el cansancio desde el primer paso,
sudando la gota gorda,
sin poder levantar la vista,
doblegado y triste...
pensando que seguía tus huellas!
Pero Tú me has despertado
del falso sueño de la responsabilidad.
Has descargado mi mochila
de inútiles seguridades y falsas necesidades,
y me has dicho con voz amiga:
camina ligero de equipaje.
Y luego, como susurrando:
normas de obligado cumplimiento
y un culto externo y vacío
atan el cuerpo y el espíritu
y pesan demasiado para el camino.
Yo quiero corazones libres y limpios.
Ahora sí, Señor.
Ahora ya sé escuchar tu voz amiga
y su eco en el horizonte,
y estoy aprendiendo a aligerar mi espalda,
a caminar erguido
y a gozar de tu compañía.
Ahora sí, Señor,
camine o descanse,
te siento a mi lado,
y no me pesa la vida
ni el seguir tus huellas.
Florentino Ulibarri