PARA NO PERDERSE EN LA VIDA / QUE EL AÑO QUE NACE...
Florentino UlibarriPARA NO PERDERSE EN LA VIDA
¿Cuántas veces me has repetido y repetirás
estas entrañables palabras
nacidas de tu corazón de Padre?
"Hijo mío, hija mía,
estás preparado para vivir la vida,
pero sólo tu vida.
Tienes todo lo necesario para vivir
tu propia aventura personal,
para ser tú mismo
y realizar así tus sueños
y mi sueño sobre ti.
Pero escucha y recuerda:
Nosotros somos nosotros y tú eres tú.
Nosotros no podemos imponerte nuestra vida
ni impedirte vivir la tuya.
Y cuando elijas y empieces a vivir
quizá sepamos acompañarte,
quizá podamos ayudarte,
quizá quieras compartir...
Mas no olvides que eres tú
quien elige y decide tu forma de vivir.
Eso sí, nos reservamos el derecho
a protegernos siempre
de las consecuencias de tu elección.
Hijo mío, hija mía,
no olvides el decir a cualquiera
-cercano, lejano, sabio, amigo, enemigo, rico o pobre-
esta hermosa y dura verdad:
Yo soy yo, y tú eres tú.
Yo no estoy en la vida para llenar tus necesidades,
ni tú estás para llenar las mías.
Si nos encontramos en el camino,
y decidimos ayudarnos y compartir,
será muy grato y hermoso;
si no, no esperemos milagros.
Hijo mío, hija mía,
elige y haz tu camino con libertad,
con alegría,
con responsabilidad,
con sabiduría,
con paz.
Yo siempre estaré junto a ti".
Y yo, por enésima vez,
me vuelvo a olvidar
y me pierdo.
QUE EL AÑO QUE NACE...
Que el año que nace..., Señor,
traiga las alforjas ligeras,
pero llenas de estrellas que hagan billar,
en todos los rincones, la paz y las flores;
que a hombres y mujeres nos empape
las entrañas de vida e ilusión,
para que germinen y fructifiquen;
que nos ofrezca gratis y sin interrogantes
lo que soñamos muchas veces
cuando estamos despiertos y sin preocupaciones.
Que el año que nace..., Señor,
demos la espalda a los miedos
y abordemos de frente las dificultades;
abramos el corazón a la ternura
y despejemos la mente de problemas;
sepamos desprendernos de lo innecesario
para no cansarnos en nuestro caminar diario;
y que, a pesar de nuestras diferencias,
mantengamos el respeto y la flexibilidad,
y el cuerpo y el espíritu gráciles.
Que el año que nace..., Señor,
dispongamos de ganas y tiempo
para escuchar y dialogar con los amigos
y, también, con los que van por otros caminos;
que reciba, antes que nada, efusivamente,
nuestros piropos y besos apasionados
para que no se nos presente como extraño;
que tenga cosquillas para poder despertarlo,
le gusten las nanas para dormirlo
y no llore mucho aunque nos equivoquemos.
Que el año que nace..., Señor,
busquemos con paso firme y mucho equilibrio
el camino de la felicidad y de tu reino,
y la felicidad que hay en el camino;
que la descubramos y mantengamos,
y que nada nos haga perder tesoro tan preciado.
Que lo aceptemos con respeto y humor,
y nos relajemos un poco más de lo habitual
aunque sigamos con la perenne crisis
que se ha instalado en nuestro mundo y corazón.
Que el año que nace..., Señor,
sea, para todos sorprendente y feliz,
y el mejor regalo de tu corazón de Padre.
Florentino Ulibarri