Por Fernando Andrade
Cochabamba- Bolivia
…tomó cinco panes, dos pescados y los entregó…
(Mt. 14: 13-21).
Cinco no son miles,
ni dos son centenares:
la adusta matemática,
así lo enseña.
Cinco panes… poca cosa,
ante tan extensa hambruna;
igual poco lo que brindan
cinco gestos solidarios
entre tanta indiferencia;
frente a profusos silencios,
encapsulados y secos.
Dos pescados…poca cosa,
tan escasos, tan exiguos,
como dos brazos abiertos
entre espaldas impasibles;
raros, como dos manos,
que distribuyen tibieza
entre tantas que están frías,
insensibles, escondidas.
Sin embargo,
si se quiere, si se busca,
dos y cinco son fecundos
y renacen y reviven
donde menos se sospecha,
multiplicando centenas,
millones, infinidades,
hasta que las cifras mueren.
Cinco panes, dos pescados;
cinco palabras buenas
y dos gestos solidarios:
los múltiplos en desbande
para el gozo más completo
para la abundancia en pleno.
Cinco que se hicieron miles,
dos que forjaron centenas
aunque la fiel matemática
ruborice, se resienta.