La iglesia atraviesa una crisis estructural propiciada, entre otras causas, por los cambios en la teología de los últimos cincuenta años y la pérdida de prestigio con los escándalos financieros y sexuales. Pero sobre todo, se enfrenta a un cambio de época y a la definición de un nuevo paradigma cristiano. Se trata de redescubir la iglesia, gracias a una nueva comprensión del carisma fundacional de Jesús de Nazaret y al mayor conocimiento de la iglesia primitiva. También es importante revisar las claves de la renovación que intentó el Concilio Vaticano II y que han sido silenciadas posteriormente.