Dios está siempre ahí y aquí y allá, en todo lo que es y somos, basta abrir los ojos y sentir su calor, su paz, su belleza, es el gusto de ese vino nuevo y añoso que tenemos en el fondo de nuestra bodega.
Dios está siempre ahí y aquí y allá, en todo lo que es y somos, basta abrir los ojos y sentir su calor, su paz, su belleza, es el gusto de ese vino nuevo y añoso que tenemos en el fondo de nuestra bodega.