Hermanos y hermanas, ojalá no olvidemos que la última cena fue una cena de despedida, una cena a la que hoy de nuevo somos invitados y en la que nos comprometemos con toda la humanidad. Oremos.

Queremos compartirnos y partirnos por cada hermano y hermana.

• Que la Iglesia no ponga tanto esfuerzo en la estética, en que todo esté en orden y bajo control, sino en celebrar y agradecer, en hacer de cada Eucaristía una fiesta, una comida fraterna.

Queremos compartirnos y partirnos por cada hermano y hermana.

• Que cada Eucaristía sea expresión de la común unión, de la reconciliación, de la inclusión, celebración en la que nos comprometamos a vivir incorporando, agregando, atrayendo, vinculando…

Queremos compartirnos y partirnos por cada hermano y hermana.

• Que en nuestras comunidades parroquiales y comunitarias entremos en la lógica del Reino, apostando por una vida gastada en el servicio, en el derroche de solidaridad, generosidad y entrega.

Queremos compartirnos y partirnos por cada hermano y hermana.

• Que a todos nosotros y nosotras esta celebración nos haga volver a nuestro cotidiano más capaces de perdonar y de ser perdonados, más decididos a crear espacios donde todos y cada uno tenga su lugar.

Queremos compartirnos y partirnos por cada hermano y hermana.

• Que nos dejemos atravesar por este tiempo de pandemia, que no lo estemos sufriendo inútilmente, que nos haga mejores personas, más humanos, más solidarios, más al estilo de Jesús.

Queremos compartirnos y partirnos por cada hermano y hermana.

Padre Madre buena, que la celebración de esta Eucaristía sea una fiesta abierta a la comunión, a la entrega, en actitud de servicio y con ánimo de fiesta. Te damos gracias por tu Hijo partido y entregado hasta la muerte.

Vicky Irigaray