PROYECTO(s) PEDAGÓGICO(s)
Jaume Patuel PuigAmbos términos son bien conocidos. Proyecto significa "lanzar adelante" y pedagogo "acompañar al niño". O con otras palabras: Un proyecto de Centro sirve para definir la línea pedagógica, los principios educativos y la programación docente que debe inspirar la práctica educativa.
Para que los principios se puedan llevar a la práctica es necesaria, además de hacerlos explícitos y justificarlos, una adecuada organización del centro y un programa docente coherente con esos principios.
Empiezo con estos conceptos ya que desde el año 1986 el Estado Español ha publicado seis leyes de educación. Me pregunto si la palabra "educación" es adecuada, y si no sería mejor utilizar "enseñanza". Educar en el sentido de vivir vitalmente un estilo de vida pertenece sólo a la familia y no al Estado. El Estado tiene que proporcionar "lugares, herramientas y recursos" para que las familias puedan encontrar un "proyecto pedagógico" que ayude a profundizar su visión existencial.
Sabemos cuántos debates serios se están haciendo en diversos lugares del estado. Entidades como "La Institución libre de enseñanza" como «Escuelas pedagógicas» o «Sistema preventivo» debatiendo la ley Celaá o la LOMLOE... que no acaba de convencer.
Mi tesis, ciertamente utópica en la Piel de Toro, no en otros lugares, es: La ley de enseñanza debe estar por encima de los partidos políticos sino no hay estabilidad o sedimentación en los aprendizajes, y está en función de diferentes ideologías.
En esta tesis, el Estado debe pagar todos los proyectos. Pero hay que analizar bien el adjetivo que acompaña, con los mínimos acordados. Por poner un ejemplo: No tiene sentido hablar de coeducación o separación de género cuando en la sociedad ya no se da. Así cada familia podrá escoger gratuitamente el centro. Y, ¿llegaremos? Hay que ser utópicos. La escuela debe ser estatal ni pública ni concertada.
Hay que tener claro hoy en día que la tendencia de hacer proyectos, perfeccionarlos y completarlos, es en relación a las cosas, no a las personas. Y eso desde las diferentes administraciones. ¿Cómo saberlo? Un sencillo criterio: ¿Cuál es el presupuesto destinado a la ciudadanía de 3 meses a 18 años? Esta edad es el gran problema de la cultura occidental o de la sociedad del conocimiento, cambio y creatividad. ¿Qué se hace de estas edades? ¿Dónde se colocan? ¿Qué información se les da? Y una larga lista de cuodlibetos. A las administraciones, de momento, realmente no les hace demasiada ilusión la inversión en estas edades. ¿Cómo saberlo? Yendo a las personas que ocupan posiciones claves en un centro y preguntárselo. Uno se queda descolocado.
Cualquier "proyecto pedagógico" debe tener como finalidad, ya que se dirige a seres humanos en crecimiento y al salir de este ámbito, después de "18 años" (!), lo siguiente: Saber leer (comprensivamente), escribir (redactar y sin faltas de ortografía), tener una capacidad crítica para formar la autonomía y convertirse en un ciudadano de una democracia. O vamos por este camino, o después de 18 añitos saldrán súbditos o personas sometidas o sumisas o reificadas: La completud de cosas.
Hay que mirar ya una actualidad inhumana, cruel y dura: La algorítmica. Esta decide ya en lugar de las personas. La tendencia, como indicaba, de la perfección o completud de las cosas y no de las personas. Por eso, desgraciadamente, la nueva ley da importancia a los métodos, los procedimientos y no a los contenidos. Todo es un rifirrafe para que estas generaciones del mundo digital (2000-2021) dominen bien los instrumentos, sin embargo, y ¿los criterios? ¿Razonamientos? ¿Opciones? ¿Pensar? Todo esto "es harina de otro costal".
Unas citas de Confucio (552-479 aC) nos van a clarificar: "Aprender sin pensar es un esfuerzo perdido. Pensar sin aprender, peligroso”. O la otra “Aprender sin reflexión es malgastar energía".
Un asunto muy serio es formar, y en formación permanente, este grupo de personas, mujeres y hombres, que se dedican a estas generaciones y que deben dar herramientas de empoderamiento ciudadano y fortalecimiento democrático. Por eso necesitamos un profesorado bien formado, constituyendo, más que nunca, un buen equipo. Es necesario que sepa intuir, ver el mundo de las "dys" o dificultades de los aprendizajes a lo largo de estos dieciocho años, así como los de altas capacidades.
Y pensemos en una frase bien conocida: “Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres por un día. Si le enseñas a pescar, lo alimentarás para toda la vida”, dicha por Lao-Tse (570 - 490 aC.). Y pescar es saber leer y escribir críticamente, con conocimiento de idiomas y dominio de las tecnologías, y así se consigue el logro de la autonomía subjetiva.
Pero tengo la sensación de que la realidad escolar desde las leyes es diferente, me lo recuerda el título de un libro: PROHIBIDO APRENDER que surge de hacer un recorrido por las seis leyes, llamadas de educación.
Hay que seguir debatiendo y a fondo. Fortalecer el profesorado, pieza clave para la enseñanza que incluye la educación de la futura ciudadanía y mejorar la democracia, que falta hace.
Jaume PATUEL (1935), pedapsicogogo.