Hermanos y hermanas, somos discípulos y discípulas del Nazareno: nuestra tarea es despertar en cada ser humano la conciencia de que es habitado. Oremos.

Que la fe reconfigure nuestra vida.

• Necesitamos una Iglesia generosa, solidaria con los más pobres, alejada de los privilegios, que se derroche en dones, que reparta “panes” enteros entre los hambrientos de este mundo.

Que la fe reconfigure nuestra vida.

• Necesitamos creyentes comprometidos, que se sientan colaboradores y colaboradoras necesarias de Dios, intermediarios entre Jesús y cada persona de este mundo.

Que la fe reconfigure nuestra vida.

• Necesitamos comunidades de fe inclusivas, que compartan la mesa de cada día, cuya seña de identidad sea el servicio gratuito, que ofrezcan lo que viven y tienen con los que buscan y no encuentran.

Que la fe reconfigure nuestra vida.

• Necesitamos hombres y mujeres comprometidas con la causa de todos los sufrientes de este mundo, audaces en sus denuncias, perseverantes en sus esfuerzos y amorosos en el trato.

Que la fe reconfigure nuestra vida.

• Necesitamos como responsables en los gobiernos e instituciones a hombres y mujeres con vocación de servicio, con deseos de colaborar en la construcción de un mundo más humano y amables para toda la humanidad.

Que la fe reconfigure nuestra vida.

Padre Madre buena, que nuestro seguimiento a Jesús de Nazaret configure nuestro día a día, que seamos referencia de bien y Buena Noticia en medio de este mundo.

Vicky Irigaray