BENDICIONES
Gerardo VillarEn un artículo anterior os preguntaba ¿qué pensáis sobre las bendiciones? No me refiero a las discusiones que están surgiendo a propósito de las bendiciones sobre las parejas homosexuales o divorciados. No, mi pregunta es más amplia. Me refiero en general a todas las bendiciones: sobre la comida, un edificio, una sucursal, una persona…
Y enseguida me viene el recuerdo de mi gran amigo Jesús Santamaría que murió hace 14 años. Cuando nos reuníamos para comer en los encuentros de curas, bien sea en retiros de arciprestazgo o de cualquier otro tipo, cuando llegaba el momento de la comida y el obispo Omella decía al empezar a comer “bendice, Señor, estor alimentos”. En seguida le cortaba Jesús y le decía: ¿por qué bendice unos alimentos que por ser criatura de Dios ya están llenos de bendición?
Normalmente pedimos que con ese gesto, ese signo de bendición, Dios derrame su gracia sobre esos objetos. ¿Puede recibir más presencia de Dios cuando ya está impregnado de ella? ¿Qué queremos decir cuándo alguien manda bendiciones?
Bendecir significa bien decir, decir bien. Decir esa palabra exacta a las personas para hacerles sentir bien y desearles todo bien.
Una bendición es la expresión de un deseo benigno dirigido hacia una persona o un grupo de ellas. Gramaticalmente, se trata de oraciones con modalidad desiderativa (lo mismo que su contrario, las maldiciones). Así, son bendiciones típicas ‘Que Dios te guarde’ o ‘Que te vaya bonito’.
Teniendo esto en cuenta, veo imposible encajar la bendición en ciertas ocasiones, como por ejemplo a un armamento, a un banco…
Prefiero decir antes de comer: “Gracias Padre Dios por tu presencia salvadora en estos alimentos”. O bien: “Gracias por las personas que han preparado esos alimentos”…
Aterrizando en la bendición de los homosexuales o parejas en situación supuestamente irregular, lo entiendo como una manera de descubrir y reconocer que ahí está Dios como amor. Dios nos bendice.
Gerardo Villar