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YA NO HAY MAÑANA, LA HUMANIDAD TIENE QUE DESPERTAR. HAY UN HOY Y SOMOS RESPONSABLES DE ESE HOY"

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"Ya no hay mañana. La humanidad tiene que despertar, como lo dijo Berta Cáceres en su momento. Ya no hay mañana. Pero hay un hoy y somos responsables de ese hoy". Donald Hernández Palma es uno de los hombres que 'tomó el relevo' de la activista hondureña, asesinada hace ocho años por defender los derechos a la tierra y al trabajo de los habitantes de su país frente a las multinacionales.

Con ocasión de la Jornada Mundial de Manos Unidas, el director del CEPRODEC, se encuentra en España apadrinando la Campaña contra el Hambre y denunciando cómo se vende la tierra que pertenece al pueblo, mientras más del 60% de la población está en la pobreza.

Donald Hernández Palma es un abogado hondureño, defensor de derechos humanos. Es el director del Centro Hondureño de Promoción para el Desarrollo Comunitario. Cuéntanos, ¿qué es el CEPRODEC?

CEPRODEC es una ONG en Honduras que ya acabamos de cumplir 30 años de estar llevando, procurando el desarrollo en nuestro país. El gran objetivo del CEPRODEC es vigilar el cumplimiento del derecho a la alimentación en pueblos campesinos indígenas en nuestro país. Una labor fuerte en virtud de que más del 60% de la población está en la pobreza, más del 40% en extrema pobreza, y ubicados en una zona que geográficamente nos beneficia en virtud de que estamos bañados por dos océanos, que es un gran privilegio, pero también en la ruta de los huracanes, en esa ruta afectada por las acciones que lejos de nuestras tierras se desarrollan.

'El efecto ser humano' es el título de la Campaña de Manos Unidas. Los buenos efectos, pero también los malos, ¿no?

Estamos en la ruta de los huracanes, cada año nuestro pueblo está alerta de lo que pueda suceder, como ocurrió con el paso de ETA y Otra, que nos dejaron un desastre total. Pero a eso se suman otros elementos como el privilegio que Dios nos dio también de estar en una tierra rica en recursos, agua, bosque, zonas mineras. Y aquí entra el mal efecto humano, con el tema de la explotación. Nuestros gobernantes han encontrado en la oferta de los recursos naturales, recursos para unos y bienes para otros.

Hoy los pueblos indígenas y campesinos hablan más de los bienes comunes. Hemos entrado en los últimos años en esa dinámica en donde nuestros gobernantes optaron por ofrecer los bienes naturales al mejor postor. Bajo una campaña de Honduras is open for business, se empezó a ofertar el bosque, la tierra misma, el agua misma...

Y entiendo que sin garantías de cuidado del medio ambiente...

En Honduras tenemos el segundo pulmón, la selva más fuerte del área latinoamericana después del Amazonas. Tenemos la biófera del río Plátano que está siendo atacada también con la extracción de madera. CEPRODEC tiene el gran objetivo de poner un plato de comida en la mesa de las familias más desposeídas. Y para poner ese plato de comida en la mesa ocurren varias cosas. Primero es que hay que producir el alimento. Y para producir el alimento ocupamos tres cosas elementales: tierra, agua y semilla.

Hablando de la tierra, la tierra se empezó a entregar a transnacionales para la producción de minerales, con consecuencias, ya sea para la explotación de minerales, o para la producción de proyectos monocultivistas como palma africana, caña de azúcar o maíz transgénico. Estos monstruos que tienen como denominador común la producción de biocombustibles. Y aquellas tierras que eran de valle y altamente productivas, que generaban alimentos para la población, por lo menos del país. Hoy en día, no se puede producir nada. Hoy empezaron a producir alimentos para motores, para generar petróleo. Y entonces la idea de tener el plato de comida se nos fue alejando un poco más. Y hay que levantar la vista y mirar hacia la montaña, que es donde se producen nuestras fuentes de agua. Y ahí empezamos a ver que también el gobierno empezó a concesionar los ríos a las empresas hidroeléctricas.

¿Puede hacerse? 

Sí. Hoy se opta por producir energía limpia, eólica, hidroeléctrica o solar. Los tres elementos los tenemos en Honduras y lo aplaudimos. El problema es la forma que se hace. Se sigue atacando las poblaciones que tienen estos recursos. El río se le quita al pueblo indígena que está cubierto por el convenio 169 de la OIT, que Honduras ha ratificado el convenio, y no se reglamenta el convenio en Honduras. Y entonces las empresas nacionales productoras de energía van y atacan a las poblaciones, los desapoderan de sus recursos, y el que se opone y el que denuncia, entonces es perseguido, es criminalizado, y en algunos casos, hasta asesinados. Es el caso de Berta Cáceres, nuestra líder indígena insigne.

Tenemos su recuerdo presente ocho años después de su asesinato...

Sí, en 2016, y sigue siendo ese ejemplo de lucha. Nos enfrentamos al tema agua, tierra y semillas. El tema de las semillas es que hemos venido también luchando con esa entrega de nuestros gobiernos a las empresas internacionales, por ejemplo, la privatización de la semilla, con la famosa ley Monsanto, que es la ley de obtentores vegetales, que con el ánimo de proteger los avances genéticos en la protección de la semilla, se criminaliza al indígena y al campesino, que por siglos han custodiado las semillas en el mundo, y hoy se les dice que no tienen derecho a cultivarlas.

¿Cómo se le explica a un gobernante que está viendo fuente de supuesta riqueza en esas concesiones, en esa venta de terrenos, en esa apropiación, que está esquilmando su propio territorio?

La cuestión es cómo llegan estos gobernantes a serlo. Llegan patrocinados por las multinacionales. Son los que ponen todo el dinero para sus campañas políticas. Hay una gran demagogia para hacerse con el poder, y desde allí provocar políticas en contra del pueblo. Hoy también es un negocio la migración de las poblaciones. Porque esa población que hoy está pendiente de los huracanes o de los terremotos o de las sequías también tiene que estar pendiente de la empresa que va a atacarle. Y eso está pasando. Hoy es súper peligroso el activismo de defensa de la tierra, de la casa común en nuestros territorios. Y aún así no nos cansamos.

¿Cómo es vuestro trabajo junto a Manos Unidas?

Somos administradores del Reino y en esa medida a unos nos toca más que a otros. Solo quiero decir en este momento que Honduras, por estar ubicada en el lugar geográfico donde estamos, los efectos del cambio climático que nos atacan cada año y que son producto de la mala forma en que los ciudadanos del mundo hemos tratado esta casa común, nosotros en Honduras solo somos responsables del 0,03% de la huella de carbono. Pero nos toca recibir todos los embates que la naturaleza trae consigo por la afectación.  

En esta campaña el llamado es más de fe. Es decir, no venimos a cuestionar la mala forma en que hemos tratado la casa común, pero también creemos que el ser humano tiene una gran capacidad de resiliencia, pero también de reconstruir. El llamado también es para que nos sensibilicemos y que entendamos que cada vez que compramos un móvil, hay una gran cantidad de comunidades que están siendo bombardeadas con altas cargas de dinamita para sacar esos minerales de lo que son parte de los equipos que tenemos. Igual el vehículo, muchas cosas en diferentes latitudes. Yo creo que la concienciación tiene que llegar a todo nivel. Somos una generación que estamos preocupados.

Y tratando de dejar un legado a los que vienen, pero también tenemos que llegar a los jóvenes en su momento para que haya mayor conciencia.

Ya no hay mañana. La humanidad tiene que despertar, como lo dijo Berta Cáceres en su momento. Ya no hay mañana. Pero hay un hoy y somos responsables de ese hoy.

 

Jesús Bastante

Religión Digital

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