SI NO TE LAVO, NO TIENES PARTE CONMIGO
Fidel AizpurúaJueves Santo, 28 de marzo de 2024
La hermosa lectura del lavatorio de los pies es un texto que el evangelio de Juan se ha encontrado y que lo ha incorporado a su evangelio como pórtico de los relatos de la pasión y resurrección.
Pero el cuarto evangelio ha incorporado un pequeño diálogo con Pedro donde se escucha la frase más “amenazante” de todo el evangelio: “SI NO TE LAVO, NO TIENES PARTE CONMIGO”. Tú por tu camino, y yo por el mío.
A Pedro se le revolvían las tripas cuando Jesús se ponía a lavar los pies (quizá no fue esta la única vez). ¿Qué se podría esperar de un Mesías que lava pies? ¿Qué beneficios puede reportar eso a Pedro y lo que significa (la ambición de los discípulos)? De ahí la actitud de Pedro: “Jamás” (suena en griego: “por los siglos de los siglos”).
La respuesta de Jesús es contundente: si no entiendes a uno que lava pies, menos entenderás a uno que está en la cruz. Por eso, para estar del lado de Jesús es imprescindible entender y vivir el servicio al hermano. Sin esto, no hay posibilidad de adhesión a Jesús, no hay fe cristiana.
La tarde del Jueves Santo es una tarde para contemplar a este Jesús que nos lava, como a Pedro:
· Lava nuestras ambiciones: porque Pedro y los discípulos, como nosotros, son ambiciosos (“¿Qué nos va a tocar?”: Mt 19,27). Jesús lava esas ambiciones para que se transformen en servicio.
· Lava nuestras terquedades: porque Pedro es terco como guijarro del camino (“Tú eres piedra”: Mt 16,18). Lava Jesús nuestras terquedades, inflexibilidades, exclusiones y las quiere transformar en acogida, escucha y amparo.
· Lava nuestras fragilidades: porque frágil es la fe de Pedro (“Antes que cante el gallo, me negarás”: Mt 26,33). Jesús lava en esta tarde nuestras evidentes fragilidades y, apoyados en él, fortalece nuestros pasos titubeantes.
Imaginemos que, cuando entrábamos a esta eucaristía hubiere apostado a la puerta del templo un piquete de jóvenes fornidos que, a la vez que nos impide la entrada, nos pregunta: ¿Estás por el servicio decido al hermano y sobre todo al más frágil? Si no lo estás, este no sería tu sitio. Aquí se reúnen quienes creen y practican el servicio fraterno.
Hemos entendido la identidad cristiana en modos de práctica religiosa. Pero aquí está el principio básico de la vida cristiana: ¿Sirves? Eres seguidor de Jesús. No sirves, no lo eres. Esa certeza nos la da el evangelio de hoy. Tarde de Jueves Santo buena para meditar esto y para seguir empeñados en construir y vivir una vida servidora.
Fidel Aizpurúa