PAPELES PARA TODOS
Vicente Martínez"Hari está en Oriente, Alá en Occidente.
Mírate el corazón,
y allí encontrarás a la vez a Karim y a Rama" (Kabir)
Jn 14, 1-12.
"En la casa de mi Padre hay muchas estancias"
18 de mayo, V domingo de pascua
Si la ida de Jesús al Padre significa una vuelta más completa hacia sus discípulos como sugiere Schökel, esto quiere decir que la casa del Padre ha trasladado su objeto tributario al territorio de cada uno de nosotros. Y también quiere decir que nuestra casa debe tener suficientes estancias como para dar hospedaje digno al mundo entero.
En este caso no habrá alarma social alguna porque, en cuestiones de Misericordia, las auríferas vetas del amor y la compasión jamás se agotan. Un Dios eterno e infinito las crea y las alimenta; es suficiente con que nosotros mantengamos las compuertas del corazón y la mente siempre abiertas. El papa advierte el riesgo: "No debemos reducir el sentido de la Iglesia universal a un nido protector para nuestra mediocridad". Y esto sucede cada vez que vetamos el acceso a nuestra mente a quienes, como hacía Procusto, su figura no cuadra con la nuestra. Y hacemos caso omiso de las palabras de Jesús: "en la casa del Padre hay muchas moradas".
Además, en este Festival no hay ujieres que controlen el pase, porque todo el mundo viene a la existencia con una entrada gratis, como reza el título de un célebre musical de Broadway de los años 30 Everybody's Welcome, y que nadie le puede arrebatar.
El ladrón se encuentra disfrazado en el propio domicilio. Estar fuera de sí sin estar dentro, es alienación plena; es desarraigo de uno mismo; es estéril presencia incapaz de engendrar vida en el seno de los demás. Por el contrario, estar fuera de sí desde dentro de sí, es plenitud personal; es enraizamiento en uno y otros; es ayuntamiento fértil para todos.
El camino más fácil para lograrlo lo proponen hoy las ciencias meditativas a través de la práctica de la Plena Presencia. Pero no una Presencia estática, como quien conecta su teléfono móvil a la corriente para sentirse cargado de energía. Es mucho más sugerente y útil la dinámica, la Presencia Ascendente que nos empuja a escalar con fuerza las alturas, desde las que todo es común.
Cuando un alpinista inicia la ascensión a una montaña, y otro escalador pretende hacer lo mismo por la vertiente opuesta a la suya, ni se ven entre sí, ni pueden apreciar las respectivas laderas ni el paisaje que les circunda. A medida que suben, el horizonte se amplía y el campo de visión con percepciones comunes, se dilata.
Ya en la cima, ambos alpinistas se encuentran mente a mente, cara a cara, corazón a corazón. El panorama observado se confunde: idéntica cadena de montañas, mismos valles, cielo común... Y surge el abrazo que sella su origen y destino de hijos de un mismo Dios: el que les hace estar fuera de sí desde estar dentro. ¡Grandeza de lo sagrado! Nadie se queda fuera del reparto: Hay papales para todos.
La falta de consciencia de solidaridad que Bertolt Brecht lamenta en su poema, nos advierte de los riesgos corridos por quienes nunca se han preocupado de tenerla.
SOLIDARIDAD
Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero ya es demasiado tarde.
Bertolt Brecht
Vicente Martínez