LA CRUZ
Rafael Calvo BecaAcción de gracias
A Ti, Dios y Padre nuestro, levantamos nuestro espíritu
y entonamos en tu honor esta acción de gracias.
Eres amor y nos has amado antes de que existiéramos.
Por amor lo has creado todo y lo sostienes:
en Ti somos y en Ti vivimos, esa es nuestra fe.
Sentimos que eres más Padre y Madre que Señor.
Y nos pesa que te hayamos imaginado como juez justiciero
cuando únicamente quieres de nosotros que seamos felices
y cuidemos de los hermanos que sufren más penalidades.
Queremos prestarte nuestros brazos y en tu nombre
bajar de la cruz a los crucificados de hoy,
curar sus heridas, consolarlos
y compartir con ellos los bienes que disfrutamos.
Aunque no necesitas de nuestras alabanzas, Padre Dios,
te dedicamos este himno de bendición a tu mayor gloria...
Memorial de la Cena del Señor
Gracias, Padre santo, te damos gracias por tu hijo Jesús,
que con su trayectoria de vida que culmina en la cruz
y con su palabra, ha llenado de sentido nuestra existencia y nos ha iluminado el camino que nos lleva a Ti.
Gracias, Padre, porque hemos encontrado en tu hijo Jesús
la fuerza precisa para comprometernos en su seguimiento.
Al recordar sus enseñanzas y cómo las plasmó en su vida,
vemos que la cruz y el sacrificio personal no son la meta,
que lo que nos pide Dios es que seamos todos felices,
aunque también nos pide que seamos capaces de asumir las renuncias que sean precisas para conseguirlo.
Pero también sabemos, por Jesús, nuestro buen maestro,
que la mayor felicidad está en darse desinteresadamente,
que sólo alcanzaremos nuestra plenitud humana,
superando nuestros egoísmos
y vaciándonos en favor de la humanidad.
Invocación al Espíritu de Dios
Tenemos presente toda la vida de Jesús,
comprometida hasta la muerte,
y nos llena de alegría y esperanza creer que vive en Ti.
Queremos ser fieles al mensaje que nos legó tu hijo Jesús,
queremos imitarle, queremos copiar su estilo de vida,
su forma de amar y entregarse a los demás.
Envíanos tu Espíritu, Dios y Padre nuestro,
para que no nos angustien los sacrificios que nos exija
y nos alegre la felicidad que habremos sabido repartir.
Nos unimos ahora en espíritu
a cuantos ya pasaron por este mundo y permanecen en ti,
y con el aval de ser amigos de tu hijo Jesús y seguirle,
brindamos a tu mayor gloria,
igual que haremos toda la eternidad,
en Cristo, por Cristo, con Cristo.
AMÉN.