TÚ, COMO LAICO O LAICA, ¿QUÉ ESPERAS HOY DE LA VIDA MONÁSTICA?
Mari Paz López Santos(2015 Año de la Vida Consagrada)
Hace poco en una reunión de laicos en un monasterio nos comentaron que la Iglesia, dentro de la celebración de los 50 años del Concilio Vaticano II, dedicaría el año 2015 a la vida consagrada, y el monje nos hizo la siguiente pregunta: "Tú, como laico o laica, ¿qué esperas hoy de la vida consagrada? Tuvimos un tiempo para adentrarnos en ella y luego poder compartir.
La Vida Consagrada en la Iglesia se refiere propiamente a la vida religiosa tanto de vida activa como contemplativa, así como a los Institutos de Vida Secular; existen, además, Sociedades de Vida Apostólica, con otras características, aunque a veces muy similares; y también son "consagrados" los sacerdotes y todos los bautizados, por los sacramentos del Bautismo y del Orden Sacerdotal.
Como para mí esta celebración del Año de la Vida Consagrada empezó en un monasterio contemplativo, con la pregunta del monje, dedicaré estas letras a la Vida Monástica Contemplativa, fuente de grandes tesoros, que me han hecho crecer en mi vida espiritual y me ayudan en la búsqueda de Dios como laica en el mundo; intentando contestar la pregunta que formuló el monje.
¿Qué espero de la vida monástica para este tiempo? ¿Qué puede interesarnos a los que vivimos inmersos en un mundo cada vez más pequeño y más amenazado? ¿Qué pueden compartir con nosotros los monjes y monjas que viven en sus claustros dedicados a la oración y la contemplación a tiempo total? ¿Tiene la vida monástica algún mensaje para nosotros?
Por mi parte y desde una intuición muy personal, espero y deseo que monjes y monjas mantengan un equilibrio de vida en donde tradición y signos de los tiempos estén vivos en el quehacer de cada día. Que se nutran y cuiden el patrimonio espiritual de siglos de vida monástica, al tiempo que estén atentos a los signos de los tiempos que les permitan traducir esos tesoros y que puedan ser atendidos y entendidos en el mundo de hoy. He dicho "traducir", no amoldarse.
Tesoros de la vida monástica como la oración, el silencio, la soledad, la contemplación, la comunidad, la meditación (lectio divina), el trabajo como crecimiento personal y comunitario, la acogida al otro, la sencillez, la austeridad, la alegría, etc. son temas que llaman la atención en un mundo en el que el individualismo y la falta de perspectivas coherentes deshumanizan a mucha gente.
El puro equilibrio entre tradición y signos de los tiempos vivido desde una fidelidad creativa dará frutos dentro y fuera de los monasterios. Será un bien para la Iglesia y para el mundo.
El inicio del Año de la Vida Consagrada, en el primer domingo de Adviento, comienza con la lectura de un evangelio que no puede ser más apropiado: "Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. (...) Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, (...) no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!" (Mc 13, 33-37).
Hermanos monjes y monjas: Mirad, sí, mirad con amor, compasión y cercanía la realidad del mundo. Vigilad que vuestros corazones y vuestras casas estén abiertos a quienes llaman, como decía San Benito, "como si se tratara del mismo Jesucristo". Velad, sí, velad y animad a otros a hacerlo... no sea que acabemos todos dormidos y ni siquiera lleguemos a darnos cuenta que "el Dueño de la casa" llegó acompañado de cientos, miles, millones de seres humanos heridos, anhelando consuelo, alegría y fortaleza espiritual.
Espero seguir compartiendo a lo largo del año 2015 sobre esta realidad. Hay mucho que desgranar en la vida monástica que puede ayudar en la vida de los laicos y laicas del mundo.
Gracias, por vuestra vida, por vuestra vocación y, muy especialmente, por abriros a compartirla, dejando que el Espíritu haga su labor a través de vosotros.
Mari Paz López Santos
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.