HEBREOS 4, 14-16
Nuevo TestamentoTeniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos Jesús, el Hijo de Dios mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna.
Para releer el comentario de José E. Galarreta, pinche aquí