EL SOL Y EL SAUCE LLORÓN
Pedro M. LametEn la foto, las ramas de un sauce llorón forman una cortina natural delante del sol durante un amanecer en Maollnow, Alemania. Puede servirnos para la meditación de hoy. ¿Con quién te identificas, con el sol del amanecer o con el sauce llorón? Quizás con los dos, porque en todos nosotros conviven la alegría y la tristeza.
Pero investiga de dónde nace tu tristeza. Le echamos la culpa a lo que llamamos la realidad, las limitaciones de la vida. Antes me quería, ahora no me quiere. Antes estaba sano, ahora estoy enfermo. Antes tenía esto y aquello, ahora no lo tengo.
Pero esos problemas no están ahí, sino en mi modo de verlos, en la mente humana. En mis apegos, en mis miedos. Tan claro es que en la realidad no están los problemas que, si yo desaparezco, la realidad sigue su camino, como si nada: el trigo crece en el campo, el panadero sigue horneando pan, y alguien hace el amor o da a luz. Eres tú el que se siente herido, es tu yo-mente el que sufre. Tú eres libre para unirte a la nube de negatividad, de tristeza, de llanto, o dejarla pasar, no identificarte con ella y mirar más a fondo, donde siempre eres sol de amanecer.
¿Quieres aplauso, glamour, riqueza, posesiones? Te equivocas, tú puedes ser feliz sin todo eso. Tú no eres tus apegos. En la Bhagavad Gita, el libro sagrado de los hindúes, el Señor Krishna dice a Arjuna: “Aunque esté hundido en el fragor de la batalla, él mantiene su corazón el mantiene su corazón a los pies de loto del Señor”. Y el gran Maestro Eckhart: “Dios no se alcanza mediante un proceso de adición a nada en el alma, sino por un proceso de sustracción”. Ignacio de Loyola lo llama ponerse “indiferente”, situarse en aquello para lo que he sido creado, en el amor. Di ahora: “Más allá de las lágrimas soy amor”.
La gente exclama: “Me siento bien porque el mundo está bien”. Eso es incorrecto. Debes decir: “El mundo está bien porque me siento bien”.
“Aunque diera todo a los pobres y mi cuerpo a las llamas –escribe Pablo–, ¿de qué me serviría si no amo?”. Esa es la clave. Pero si amas, no acapares, no intentes conformar al otro a tu imagen. Deja ser al otro como es, no como quieres que sea. Porque los lazos que se basan en deseos son muy frágiles. Hoy la sociedad nos tiene programados: “Sé como te dice mamá publicidad”. Frase genial la de Tony de Mello: “Dentro de mí suena una melodía cuando llega mi amigo, y es mi melodía la que me hace feliz; y cuando mi amigo se va me quedo lleno de su música”. Se trata de mirar al sol que amanece más allá de del sauce llorón. Conéctate con el sol, pues él siempre está ahí.
Pedro Miguel Lamet
El sol y el sauce llorón, en Revista 21, mayo 2016, p. 53. (Boletín Semanal E. Martínez Lozano)